jueves, 10 de septiembre de 2009

sobre el placer de cuando quitas un vinilo cascado lleno de huevos fritos y pones a miles davis en una edición cojonuda del kind of blue.

Todo el día en la calle hasta hace un momento. Desde por la mañana.

A la tarde fuimos a Torremolinos. Podría escribir tanto. Me he puesto realmente triste cuando comprobamos que The Chicken Shack había cerrado y en su lugar han hecho dos casa. Se va parte del pasado. Supongo que esto ocurre. Me ha pasado otras veces, pero ese local era todo un clásico en Torremolinos. Era mi plan de fuga. La ratonera donde esconderme y podía conocer a alguien. Fui por primera vez con Conchi a mediados de los noventas. Luego con todas las personas que me han importado/importan.

Por lo demás, nada nuevo desde que vivía allí.

Siguen vendiendo camisetas metaleras. No encontré ninguna con el logo de los KISS. Además, tengo la idea de hacerme yo mismo la camiseta.

Tengo puesto una edición del Stronger than pride (1988, EPIC) de Sade y me jode esta edición porque está cascada. No suena todo lo bien que me gusta. Tiene huevos fritos. Son las tantas y tras pisar la calle del New York o del Hard Rock me ha dado por ahí. Sade y Pink Floyd. De Pink Floyd he escuchado el A momentary lapse of reason (1987, EMI/COLUMBIA). Me acordé del Hi Fi Show con la marca de cajas Dali y el presidente (creo...chairman, Mr Lars Worre) nos hizo una demostración con este disco. Me llamó mucho la atención y es verdad que tiene un sonido cojonudo. Quizás un disco infravalorado de los Pink Floyd.

En muchas ocasiones los discos tienen huevos fritos por la estática o algún salto, pero en la mayoría de ocasiones, si el disco está bien, la misma música los tapa y no se notan. En el caso de esta edición de Sade saltan los dichosos crick-crick en muchos pasajes.
Sade fue referencia en los ochentas para algunos del buen gusto. De la exquisitez.

Puede que pinche algo de jazz cuando acabe Sade.

Debería de ser más disciplinado. Cuando cite a un disco debería de acostumbrame a informar la fecha y la discográfica. También colgar el album en cuestión en formato digital de calidad audiófila en alguna parte para que quien quiera lo descargue y compartirlo.

Pienso que la música está para compartirla. Otra cosa, es que si te gusta el disco o tienes el punto fetichista de la portada o eres coleccionista o realmente te cautiva el vinilo, te lo compres. Pero de momento, compartir música es cojonudo.

Dios, que alivio para mis orejas. Dejo una edición cascada de Sade y pongo el Kind of Blue (1959, COLUMBIA)de tito Miles, en edición audiófila de 180 grs. Es un orgasmo musical.

SO WHAT!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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