Compré un líquido limpiador de vinilos. Estos líquidos están bien para cuando se tiene una máquina limpiadora. Me da un poco de canguele usarlo porque se puede mezclar la pringue con el líquidos y esa pasta suele quedar incrustada en los surcos. De todos modos lo probé anoche con una edición de Tea for de Tilerman que está supercurrado de Cat Steven. No tenía nada que perder. Eso sí, el vinilo queda reluciente pero de sonido apenas noté alguna mejoría. Las máquinas limpiadoras de vinilos son fundamentales sobre todo para los discos nuevos. Suelen llegar la mayoría de ellos con una grasilla característica. Lo bueno de la máquina es el succionador o secador que lleva. Salen por una pasta gansa. O construirse una de modo artesanal con algún plato antiguo.
Desde ayer estoy en los primeros noventas y en la Mtv. Pasé al emepecuatro el Black Album de Metallica (Vertigo, 1991) y el Goo (Geffen, 1990) de Sonic Youth. Me encantan Sonic Youth. Me encanta ese tufo hormonal adolescente.
Ayer precisamente volví a flipar con Nirvana. Al margen de toda la prensa rosa que despertó y despierta Kurt&Courtney. Casi lo mismo que Sid y Nancy. Nevermind es uno de los discos que me llevaría a una isla desierta. No todo va a ser trios, cuartetos y quintetos de jazz. No todo es cool.
Sigo flipando con Sonic Youth. Sigo en Bachillerato. Encontré este video de unos niños haciendo un cover de Goo. Me parece genial.
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